Páginas

sábado, 6 de junio de 2015

Salto del Agua de Matute

El pronóstico del tiempo decía que el día sería caluroso y nublado, así que programé para el sábado 6 de junio ésta salida a Matute.
Procuro evitar en lo posible las salidas en los días muy soleados. Por una parte para poder obtener mejores resultados en mis fotografías tanto en la toma como en la edición, y por otra porque llegadas éstas fechas, andar por el monte a partir de media mañana resulta sofocante y no permite disfrutar de los paseos.
Ya antes de llegar a la localidad de Matute pueden admirarse preciosos paisajes de viñas y sembrados tiñendo de tonos verdes y amarillos lo que se alcanza a la vista, con los impresionantes peñascos ocres al fondo.



Me detengo antes de entrar en la localidad en un desvío junto a la carretera que da acceso en pocos metros a una preciosa ermita situada junto a un riachuelo y frondosas arboledas. Se trata de la ermita de la Concepción, del siglo XVII.


Ya en la localidad de Matute dejo el coche en la plaza y me dedico a callejear fotografiando los numerosos edificios que, construidos a la antigua usanza, todavía se mantienen en uso. Características construcciones de ladrillos de adobe con las vigas de madera entrelazadas a través de toda la estructura. Algunas realmente bonitas a pesar de su estado.




También en la parte alta del pueblo pueden contemplarse los restos de la antigua Iglesia de San Miguel. Según la página oficial de su Ayuntamiento, fue utilizada como cementerio desde 1821, cuando el Trienio Liberal de Riego ordena la inhumación fuera de las iglesias, por lo que en esas fechas ya estaría abandonada, hasta 1927 durante la dictadura de Primo de Rivera en que se habilita el actual de las Llanas.
De estilo Románico se conserva íntegro el alzado del ábside semicircular, construido en sillería y cubierto por bóveda de horno en cornisa de nacela, aspillera en el centro y dos contrafuertes rectangulares poco acusados. También permanece parte de los muros, aprovechados como cerca del antiguo cementerio, y la portada con arquivolta de medio punto sobre columnas entregas de capitel esquemático, en una de cuyas dovelas está grabada una inscripción latina, auténtica rareza, que dice: Ferrandus me fecit era Mª CCª VII ("Construido por Fernando, año 1169").



Y comienzo el trayecto hasta el llamado Salto del Agua, un recorrido corto y lineal de unos tres kilómetros y medio (ida y vuelta) a través de un pequeño desfiladero con gran diversidad de árboles y atravesando continuamente el arroyo a través de varias pasarelas de madera y un estrecho pasadizo creado por una gran roca desprendida hace tiempo.





A lo largo de todo el recorrido pueden verse los impresionantes riscos tallados por la erosión y de un aspecto espectacular.



Cuando por fin se llega al primer salto de agua podemos hacer un descanso disfrutando de la tranquilidad del entorno y del murmullo del arroyo.
Podemos además acceder a un segundo salto de agua a través de una precaria e inestable escalera de madera (podrían haber instalado algo más seguro). Es interesante ver cómo se abre paso el agua a través de las rocas que en su día se desprendieron de los riscos superiores y han quedado prácticamente encajadas en el cauce del propio arroyo.




El regreso ha de hacerse por el mismo camino de ida hasta la misma plaza del pueblo, en la que puede admirarse también la Iglesia Parroquial de San Román.

En definitiva un trayecto corto y asequible para realizar incluso con niños pequeños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario