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domingo, 29 de marzo de 2015

La Escurquilla

Para éste domingo, los compañeros de Foto Arnedo han organizado una salida fotográfica a la localidad soriana de Yanguas, pero dado que la carretera se encuentra cortada por los desprendimientos de rocas a consecuencia de las últimas lluvias, la excursión se ha reprogramado al pueblo abandonado de La Escurquilla, cerca de Enciso.
El acceso se realiza desde ésta última localidad, tomando el desvío a su entrada que utilizan los camiones que construyen la presa sobre el río Cidacos. A unos cientos de metros se toma un desvío a la derecha sobre una pista forestal que conduce directamente hasta las proximidades del pueblo.
Aquí se deja el coche y puede verse ya el pueblo desde cierta altura, con su iglesia y demás casas en total ruina y abandono.




Se continúa andando por un sendero y cruzando un pequeño arroyo llegamos a las primeras construcciones, paseando por lo que en su día fueron sus empinadas calles.
Impresiona ver el detalle constructivo de las casas de piedra, que dan idea del enorme esfuerzo que en su día supuso el levantarlas en un entorno tan duro.




De entre todas las construcciones destaca, como suele ser habitual su iglesia, con su espadaña de dos campanas hoy inexistentes. Parte de la techumbre se ha derrumbado, aunque ésto no impide apreciar parte de lo que fue la nave interior policromada tanto en paredes como en la bóveda.





Y en la parte trasera de la Iglesia se encuentra el Cementerio, en el que actualmente se pueden apreciar dos lápidas correspondientes a otras tantas tumbas, tan dispares como distantes en el tiempo. Una se encuentra en la pared del propio recinto y es de los años 30, mientras que la otra es un enterramiento reciente en el suelo cubierto de piedras.




En una de las fachadas laterales de la Iglesia puede apreciarse una curiosa inscripción con el año 1752 realizada con ladrillo macizo.


Finalizada la visita a La Escurquilla echamos una última mirada al pueblo desde una de sus laderas, en las que pastan apaciblemente las vacas de algún ganadero cercano y aprovechamos para hacer la tradicional foto de grupo.



Ya de regreso en Enciso paramos a visitar alguna de las construcciones que antaño eran símbolo de la prosperidad de la comarca, así como su imponente iglesia.







sábado, 7 de marzo de 2015

Cascada del Pozo de las Truchas

Hoy me he decidido por una excursión corta y me desplazo a las cercanías de Ágreda para pasear por el cañón del río Val hasta el conocido como Pozo de las Truchas, en el que puede admirarse un bonito salto de agua entre rocas travertinas.
Una vez llegado a la rotonda que distribuye el tráfico hacia Soria, Ágreda y Tarazona, tomo la salida en dirección a ésta última por la N-122, y a unos cuantos cientos de metros a la derecha tomo una salida por el camino en dirección sur hacia el río Val.
Desde aquí ya puede admirarse un bonito paisaje de sembrados con el Moncayo nevado al fondo.

El camino comienza a coger pendiente y en algunos tramos su mal estado hace replantearse seguir adelante en coche o aparcar y seguir andando. Me decido a seguir conduciendo y más adelante llego al final del trayecto frente a unas pequeñas huertas junto al cauce del río. A partir de aquí seguiré andando.
Hace un día soleado y espléndido, sin viento y con una buena temperatura, así que el paseo se hace muy agradable.
Por el sendero que bordea el río en dirección oeste hacia Ágreda pueden verse algunas buitreras sobre las partes altas del cañón, con enormes ejemplares apostados o sobrevolando el cauce.
He dejado atrás las huertas y ahora aparecen salpicados algunos panales de abejas construidos al más puro estilo rústico.



A partir de aquí el camino se adentra entre los chopos desnudos que bordean el río, el cual habrá que atravesar en repetidas ocasiones por pasarelas construidas al efecto.



A poco más de dos kilómetros desde el punto en que he dejado el coche he llegado al destino. Un primer salto de agua es el punto indicado pasa montar el trípode y tirar las primeras fotografías, aunque la cascada que he venido a buscar se encuentra unos metros más adelante subiendo por entre unas rocas en el mismo sendero.


Una pequeña área de descanso con paneles que informan sobre el origen del agua que discurre por el río y sobre las rocas entre las que discurre es el lugar adecuado para disfrutar del entorno y disparar la cámara desde todo tipo de posiciones.




Una vez cumplido el objetivo comienzo el camino de regreso por el mismo sendero, disfrutando del paseo y del suave murmullo del río. Hoy como en casa.