Tenía la intención de visitar Sierra Cebollera en la próxima primavera, pero ésta misma semana llegó a mis oídos que las cascadas de Puente Ra se encontraban totalmente heladas, así que lo primero que hice fue consultar el tiempo para el siguiente sábado y domingo para ver si sería posible aprovechar ésta ocasión y tirar unas fotos a la vez que dar un paseo por éste espléndido lugar.
Dicho y hecho. Junto con mi compañero de aventuras Eduardo el sábado 14 nos dirigimos hacia Villoslada y tras visitar el Centro de Interpretación para obtener información del recorrido más conveniente, nos ponemos en camino hasta la ermita de Lomos de Orio, donde dejamos el coche para iniciar el recorrido andando hasta la cascada.
Por fin llegamos a la Majada de las Desecadas, punto a partir del cual iniciamos el descenso hacia el río. Puede verse perfectamente conservado tanto el chozo que utilizaban los pastores para guarecerse como el cercado en el que guardaban el rebaño. Una vida muy dura la de aquellas gentes.
Conforme nos vamos acercando a la Cascada ya son visibles las formaciones de enormes carámbanos que tapizan las paredes del sendero. Impresiona su tamaño, aunque no es nada comparado con lo que nos espera unos metros más adelante.
Y por fin llegamos al objetivo de nuestro viaje: la Cascada helada de Puente Ra. Una auténtica maravilla de la Naturaleza y un sueño para cualquier fotógrafo. Impresiona ver unas columnas de hielo tan enormes suspendidas algunas de ellas en el aire soportando su propio peso.
El tramo de ascenso hacia la ermita se nos hace muy duro, totalmente cubierto de nieve, escarpado y con unos kilómetros a nuestras espaldas, pero el paisaje y la satisfacción de la experiencia que hemos vivido lo hacen soportable.
Por fin hemos llegado. Un caldito caliente y un buen bocata recordando todo lo que hemos visto nos reconforta. Volvemos a casa con el recuerdo de una jornada inolvidable.