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domingo, 13 de septiembre de 2015

De La Villa a Las Ruedas de Ocón por Cabimonteros

Ocho de la mañana, septiembre. Pronóstico del tiempo: nublado, sin viento y 20º. Destino: El Valle de Ocón, concretamente el trayecto comprendido entre La Villa de Ocón, los aerogeneradores de la cumbre de Cabimonteros (al sur) y Las Ruedas de Ocón, regresando al punto de partida.
Antes de llegar al punto de partida, aprovechamos para visitar el molino de Santa Lucía, cuya silueta domina ampliamente los sembrados de alrededor (cosechados ya hace un par de meses). Dado que es temprano no podemos visitarlo por dentro ni verlo en funcionamiento, pero podemos admirar su porte exterior y su aspecto totalmente reformado. Un excelente recuerdo de los trabajos de antaño y las duras labores tradicionales del campo.




Una vez en La Villa, comenzamos el recorrido desde el mismo aparcamiento siguiendo el indicador de la Fuente Tosca, pasando por las piscinas municipales y algunos embalses artificiales de agua.



Sin dejar de ascender por un estrecho sendero vamos pasando por zonas de quejigo con abundante matorral, brezo, helechos de gran porte, y gran cantidad de zarzales con sus frutos maduros que no hemos podido dejar de comer a lo largo de todo el camino.
A unos dos kilómetros y medio hacemos un pequeño receso para beber un poco de agua en Fuente Tosca antes de seguir ascendiendo por el sendero que se dibuja entre claro y claro del robledal.





Hemos llegado a la cima. Desde aquí se aprecian unas vistas impresionantes de toda la sierra y nos dedicamos a hacer algunas fotos a los aerogeneradores jugando con la larga exposición antes de iniciar el descenso por la pista que desciende directamente hasta Las Ruedas de Ocón.



A partir del momento en que tomamos la pista de descenso el paisaje cambia radicalmente: a nuestra derecha (en dirección norte) los robles son sustituidos por las hayas que ocupan las márgenes del arroyo y los arbustos desaparecen quedando el suelo únicamente alfombrado con el manto pardo de las hojas secas.
A pesar de su escaso cauce, el murmullo del agua nos va acompañando a lo largo del descenso con una sensación de frescor muy agradable.

Sin darnos cuenta se nos ha pasado la hora del bocata, así que tomamos un pequeño desvío a la derecha para llegar a unos pocos metros a un rincón habilitado con unas mesas de merendero y una fuente. Reponemos fuerzas y volvemos nuevamente a la pista forestal.

El descenso permite abandonar de forma intermitente la pista y adentrarse a la derecha en el hayedo para disfrutar de su umbría y realizar pequeños paseos a lo largo del arroyo a la vez que seguimos fotografiando todos aquellos escenarios que nos parecen interesantes. A veces, la sensación es tan agradable y placentera que nos cuesta volver a emprender la marcha.




Conforme vamos descendiendo, la vegetación vuelve a cambiar de forma significativa: ahora son los chopos, olmos, sauces e incluso enebros los que dominan el paisaje, y vuelven los arbustos de todo tipo a dominar las zonas bajas del trayecto. Por cierto, seguimos picoteando moras sin parar: esto es como las pipas.
Ya casi hemos llegado a Las Ruedas. Hacemos un descanso final en una zona de merendero habilitada en el mismo cauce del arroyo que nos ha acompañado desde los aerogeneradores y aprovechamos para refrescarnos en la fuente y cargar agua.


Para finalizar el trayecto todavía debemos llegar La Villa de Ocón, donde tenemos aparcado el coche, así que justo antes de llegar al núcleo de Las Ruedas tomamos un desvío a la izquierda perfectamente señalizado y continuamos por el camino durante unos tres kilómetros hasta llegar a nuestro destino final y a la vez punto de partida.


En total, unos trece kilómetros con un paisaje muy cambiante y gran variedad vegetal en todos los órdenes.
Trayecto recomendable para realizar como paseo o excursión, aunque fotográficamente ofrece muchísimo más juego la primera mitad del descenso entre los generadores y Las Ruedas. Nos hemos propuesto volver a visitar ésta zona en el mes de noviembre para ver el hayedo en su esplendor de colores otoñales.

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