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jueves, 5 de mayo de 2022

Las ideas claras

Me defino como un fotógrafo de naturaleza con una mirada pictórica, y dentro de este estilo me siento influenciado por varios autores de diversas corrientes de los dos últimos siglos: impresionismo, romanticismo, abstracción, expresionismo, etc. Uno de mis preferidos es sin duda el surrealista belga René Magritte.

Con un claro estilo personal, pintaba todo tipo de objetos de forma inmediatamente reconocibles, pero al mismo tiempo, de modo que llamaban la atención por una representación incoherente o imposible rompiendo nuestros esquemas lógicos habituales. A la vez gustaba de jugar con el espectador dotando a sus obras de títulos que a primera vista nada tenían que ver con lo representado: "La relación entre imágenes y título no retiene de los objetos sino ciertas de sus características, habitualmente ignoradas por la conciencia, presentes a veces en acontecimientos extraordinarios que la razón no ha podido hasta ahora dilucidar".

Fue así como durante la realización de un taller fotográfico con los maestros David Santiago y Juan Tapia en los campos de colza de Guadalajara vi la oportunidad de emular una de las obras del belga utilizando para ello una técnica con espejos. Se trataba de representar una encina situada ante mí de forma que quedara "suspendida en el aire", mientras que en la parte inferior de la imagen quedara reflejado "el mar de colza" que se extendía a mis espaldas, emulando de este modo la obra "Las ideas claras" de Magritte en la que una enorme roca se representa ingrávida entre las nubes y el océano.

La técnica es relativamente simple, aunque requiere de bastante práctica y de la selección de un escenario y luces adecuados. Una vez elegido y enfocado el motivo frente a la cámara (en este caso la encina), ha de colocarse un espejo ante el objetivo en posición bastante perpendicular al mismo, de modo que consigamos que en la parte inferior del encuadre pueda verse reflejado el escenario que hay a nuestras espaldas y que a la vez la parte del cielo reflejada "borre" la base en la que se asienta la encina de la parte anterior. Hemos de tener tres precauciones básicas para la realización de esta técnica:

  • Utilizar la máxima apertura focal posible para evitar que en la zona de profundidad de campo pueda distinguirse el límite o canto superior del propio espejo.
  • Emplear una velocidad alta forzando si fuera preciso el ISO, ya que la posición del espejo ha de graduarse "a mano", y por muy firme que tengamos el pulso, siempre se produce cierta trepidación.
  • Intentar que tanto la parte anterior como la posterior a la cámara tengan una iluminación similar para evitar que una de ellas quede iluminada y la otra en sombra. Para ello una buena opción es utilizar ambientes nublados o bien las horas centrales del día.
El resto es cuestión de práctica. He aquí el resultado y finalmente la imagen de la obra de Magritte.



"Las ideas claras" (René Magritte)