La cascada de Xorroxin es una de las más conocidas y visitadas de Navarra, tanto por su tamaño como por su belleza.
Se encuentra situada en el norte del Valle del Baztán muy próxima ya a la frontera con Francia. El mejor acceso se realiza desde la localidad de Elizondo, tomando la NA-121-B en dirección norte hacia el barrio de Ordoqui en Arizkun, en cuya rotonda tomamos la NA-2600 en dirección Este pasando por Bozate y Eratzu, donde tomamos un desvío a la derecha con la indicación de la cascada.
Debido a la gran afluencia de visitantes, en la salida de Eratzu se han habilitado unos aparcamientos para quienes se dirigen a la cascada. Desde estos hay que continuar a pie por la carretera durante aproximadamente 1,5 Km hasta la localidad de Gorostapolo, desde donde se toma un sendero descendente señalizado nada mas pasar la ermita que se encuentra a la entrada, y que conduce directamente siguiendo el cauce del río hasta la cascada.
Debido a la gran afluencia de visitantes, en la salida de Eratzu se han habilitado unos aparcamientos para quienes se dirigen a la cascada. Desde estos hay que continuar a pie por la carretera durante aproximadamente 1,5 Km hasta la localidad de Gorostapolo, desde donde se toma un sendero descendente señalizado nada mas pasar la ermita que se encuentra a la entrada, y que conduce directamente siguiendo el cauce del río hasta la cascada.
No obstante, si la visita se realiza entre semana (menos visitantes) se puede llegar con el coche hasta la misma localidad de Gorotapolo y dejar el coche en su plaza frente al frontón.
La cascada en realidad no es una sino tres, aunque la más vistosa y espectacular es sin duda la última, con abundante caudal prácticamente todo el año.
La primera que nos encontramos es prácticamente inaccesible y solo se puede ver desde el mismo sendero. Es de gran tamaño, pero acceder a su base es extremadamente peligroso (no aconsejable).
Siguiendo el mismo sendero se llega a la segunda cascada, de menor tamaño pero de gran belleza, que se descuelga desde la ladera del barranco y que hemos de atravesar por un precario puente de troncos (o por su misma base si llevamos botas de agua).
Seguimos unos metros más y llegamos a la base de la auténtica cascada de Xorroxín, un impresionante salto de agua de gran caudal que impresiona.
El retorno se hace por el mismo sendero siguiendo nuestros pasos, y es un agradable paseo de un par de kilómetros apto para realizar incluso con pequeños (con el debido cuidado).
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