
El motivo: En
uno de mis paseos por los Sotos del Ebro descubrí una tarde estas plantas de
agave en el extremo de un meandro del antiguo cauce, e inmediatamente comencé a
imaginar múltiples composiciones fotográficas jugando con el simbolismo de la
que estaba en plena floración y la que ya se encontraba marchita.
La idea: Me
decidí por intentar aislar las partes aéreas de las dos plantas para dar a la
escena un aire minimalista centrando la atención en las diferencias de su
estado vegetativo. Para ello era preciso realizar una toma contrapicada desde
cierta distancia de modo que quedaran recortadas contra el cielo de fondo, así
que para que éste no fuera totalmente plano, tuve que esperar unos días hasta
que la existencia de nubes diera algo más de volumen y profundidad al conjunto.
La técnica: La
parte inferior, que incluía las plantas desde las que se eleva el tronco
floral, estaba claro que no debía formar parte de la composición, así que
estuve probando varias opciones (vaselinas, clínex, filtros niebla) hasta que
me decidí por la utilización de un espejo colocado en sentido horizontal ante
el objetivo, que al reflejar el cielo con nubes ocultara la parte terrestre de
las plantas, dando además a la imagen un aire surrealista. Conviene tener la
precaución de abrir al máximo el diafragma para que el extremo exterior del
espejo quede desenfocado y no se muestre en la imagen la línea de corte. También
es recomendable disparar a una velocidad alta para evitar que el posible movimiento
del espejo (que se ajusta “a pulso”) haga que la parte inferior reflejada
resulte trepidada. El resto es cuestión de práctica.
El estilo: Podríamos
encuadrar la imagen en un nivel simbólico dentro del arte figurativo con
componentes minimalistas y surrealistas.
El
significado: A través de la figura del oxímoron quedan representadas dos ideas
contrapuestas fácilmente identificables: la vida y la muerte, la juventud y la
vejez, el esplendor y la decrepitud.
Los datos:
Nikon D7200 – f 2.8 – 35 mm – ISO 100 – 1/4000 seg.